Dozla / Rennac

Apoyo C
Rennac Ah… ¿Por qué me tratará tan mal la suerte?
Dozla Rennac. Pareces muy contento de haber vuelto con la princesa L’Arachel. ¡Me alegro de que volvamos a estar todos juntos!
Rennac No has cambiado, Dozla. Eres completamente incapaz de interpretar mis gestos. ¡No parezco contento! ¡No estoy nada contento con mi suerte, viejo! Tú eres un siervo. Le debes lealtad a L’Arachel. Tú sí tienes que estar aquí. Yo no. Lo mío es un contrato temporal. ¡Soy un empleado, no un siervo!
Dozla ¡Juas, juas! Me encanta hablar contigo. Me cuesta un poco entenderte, pero…
Rennac Lo que digo no es difícil de entender, lo que pasa es que no quieres. No es que no me guste estar en este grupo, pero volver a viajar con ella… La última vez no me pagó lo que me debía por el trabajo.
Dozla Entonces es una cuestión de dinero, ¿no? No te preocupes por eso, Rennac. Lo que tienes que hacer es acompañar a L’Arachel de vuelta a Rausten. Cuando llegue sana y salva, su majestad te dará lo que pidas.
Rennac Eso es lo que me dijeron la última vez. ¿Sabes lo que pido? Cuando lo oiga, es muy posible que su majestad se enfade muchísimo.
Dozla ¿Pedirás 1000 monedas de oro?
Rennac ¿Eh? ¡Con eso no puedes comprar ni una espada!
Dozla ¿5000 entonces?
Rennac Te has equivocado con los ceros, viejo.
Dozla Lo siento. Así que quieres 500 monedas de oro.
Rennac ¡No! ¡Eso es menos! ¡No puedo ganar menos! ¡Quiero más! ¡50 000 monedas de oro! ¡Lo repetiré 50 000 veces hasta que me las den! ¡Alguien lo entenderá!
Dozla ¡Yo lo entiendo! Tú lo que quieres es que te den una moneda por cada vez que lo digas, ¿no? De momento ya llevas dos. ¡Si quieres, lo repito contigo y así acabas antes!
Rennac ¡Era solo una forma de hablar, viejo! Bah. No tenía que haberme quejado.


Apoyo B
Rennac Qué perra es la vida, ¿verdad, viejo?
Dozla ¿A qué viene tanta solemnidad, Rennac? ¡No podrás ganar batallas así de abatido!
Rennac En este viaje he aprendido lo superficiales y vanos que son los placeres de la vida. ¿Para qué nos esforzamos en este mundo? ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos?
Dozla ¿Te preguntas por la vida? Si no estás vivo, es que estás muerto… Y… Si estás muerto, no puedes comer y… ¿Qué decías? Creo que estoy empezando a tener hambre. ¿Qué habrá para cenar? ¡Tengo un tambor redoblando en la barriga!
Rennac Debe de ser muy tranquilizador no tener más preocupaciones que la comida. Pero no eres el único, viejo. Estoy seguro de que hay una señorita que tampoco se preocupa por nada.
Dozla ¿De quién hablas? ¿Te refieres a la princesa L’Arachel? Piensa que el mundo será tal y como ella se lo imagina. Me pregunto si la palabra preocupación significará algo para ella.
Rennac Me da envidia. Yo también quiero ser así. Puede que no lo parezca, pero mi padre es un comerciante rico de Carcino. Yo pensaba que se podía hacer cualquier cosa con dinero suficiente. ¡El dinero lo era todo y con él no había nada que no pudiera hacer! ¡Me encantaba! ¡Lo amaba! ¿Entiendes?
Dozla ¡Qué suerte que tu padre sea un mercader rico!
Rennac Hay gente que lo puede hacer todo sin dinero… Es pretenciosa y egoísta, y, sin embargo, la seguimos a todas partes. La gente normal no consigue eso sin dinero.
Dozla ¡La princesa L’Arachel es así! ¡Hace posible lo imposible! Tú la sigues porque te impresionó, ¿verdad?
Rennac ¿Si me impresionó? Más bien me provocó un choque que dejó mi cerebro licuado.
Dozla ¿Tu cerebro está licuado? Anda con cuidado, no vaya a ser que se te derrame. Déjame. Yo te llevo.
Rennac ¡Eh! ¡No estaba hablando en serio! ¿Entiendes que no era literal? ¡Veo que eres demasiado fuerte como para andar bromeando contigo!
Dozla ¡Juas, juas, juas! ¡Te estaba tomando el pelo!
Rennac Mmm… Vaya par formáis los dos… Que yo sepa, tú eres el único que soporta a la princesa L’Arachel, viejo.


Apoyo A
Dozla Rennac, estaba pensando en algo hace un rato. Esta guerra es demasiado para un viejo como yo. Es posible que no llegue a ver el fin.
Rennac ¿De dónde sacas eso? Espero que no te lo creas.
Dozla Yo solo quiero ver a la princesa L’Arachel vestida de novia. Es mi único objetivo en la vida: verla felizmente casada.
Rennac Me parece muy bien, pero yo no te voy a poder ayudar demasiado. ¿Quieres encontrar a un príncipe digno y que soporte a L’Arachel? Eso es imposible.
Dozla Si caigo en el campo de batalla y no puedo volver con ella sana y salva, quiero que la acompañes por mí.
Rennac ¿Qué? No, no pienso hacer eso. ¡No podrás obligarme! Tú eres el siervo, viejo. Yo solo soy un empleado y, además, ladrón. Cuando la guerra termine, yo cobraré y desapareceré, ¿entiendes? Cuando L’Arachel vuelva a Rausten, es posible que no vuelva a viajar nunca. Yo no podría soportar eso.
Dozla Rennac… Me decepcionas. Estoy seguro de que estará muy guapa vestida de novia… Si cierro los ojos, puedo imaginarme la boda en todo su esplendor.
Rennac Me parece que lo único que necesitas es a alguien que te escuche.
Dozla La parejita feliz jurándose amor eterno. ¡El pueblo de Rausten alegre!
Rennac «¡Felicidades, princesa L’Arachel! Nuestro pésame, príncipe.»
Dozla Los novios sonreirán y saludarán a la gente desde la carroza real. ¿Te imaginas las flores? ¿Puedes ver el oro, la plata y las gemas brillando al sol?
Rennac ¿Qué? ¿Tendrán gemas en la carroza? Eso ya me interesa más. Estaré cerca, muy cerca y, cuando se acerquen, correré a felicitarlos.
Dozla ¿De verdad? Qué bien. ¡La princesa L’Arachel estará muy sorprendida de verte correr tan contento!
Rennac Sí. Me mirará con esa cara de engreída que tiene ella y me dirá: «Oh, Rennac. ¿Qué estás haciendo aquí? ¡Déjalo ahora mismo y sígueme!».
Dozla Después se irá de viaje de luna de miel por todo el continente… ¡Ya lo sé! ¡Serás su guardaespaldas! ¡Genial! ¡Qué buena idea!
Rennac ¡Eh! ¡Te estás acelerando mucho!
Dozla Seguro que ella te acepta como súbdito. ¡Tú también serás su siervo! ¡Juas, juas!
Rennac Me da la impresión de que nunca me libraré de la princesa L’Arachel…


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