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SPOILER:
Capítulo 20: Locura tribal
Hola soy Farina y si se preguntan lo que sucede conmigo ahora, bueno seguro lo saben, pero no quieren decir nada para que yo misma lo diga y me humille en el proceso ¡pero no va a pasar! ¿me oyen? ¡no va a pasar!
Oye creo que deberías decirles para que la historia continúe ¿no te parece?
¡Cállate Serra yo soy la narradora de la historia y no voy a permitir que les recuerdes como nos encontrábamos al menos no gratis
¿a si? Pues… ¡Farina y yo nos encontrábamos colgadas de un pie en unos arboles!!!
¡Maldición Serra te dije que no digieras nada! Bah… bueno después te lo cobro con intereses ahora continuemos con la historia.
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Bueno allí estaba, colgando de un pie en una trampa de cuerda junto a la última persona que escogería para convivir en una isla desierta, ella gritaba aterrada todo el tiempo mientras que yo me encontraba pensando en cómo bajarnos de la altura en la que estábamos de forma segura y rápida ya que era muy probable que el trampero culpable de nuestra actual situación aún anduviera cerca.
Desaté mi pie atrapado, pero mantuve mis manos en la soga mientras bajaba mi pie y quedaba colgando cabeza arriba, después comencé a columpiarme en la cuerda hasta que gané suficiente impulso y pude saltar y agarrarme de la cuerda de mi compañera, antes de desatar su pie le indiqué que se agarrara de mis piernas para que no callera violentamente de cabeza. Cuando Serra Volvió a quedar cabeza arriba le dije que se montara en mi espalda, me iba a soltar y caería parada, no iba a ser un aterrizaje muy delicado y conociendo lo frágil que son los usuarios de magia o bastones prefería yo absorber el impacto, me negaba a que ella se lastimara y fuera un lastre el resto del viaje.
Cuando el escape estuvo hecho hui de inmediato del lugar en el que nos encontrábamos y continúe nuestra ruta de escape con Serra a cuestas. Todo iba de perlas hasta que mi carrera fue frenada por el entorno, un imponente acantilado estaba frente a nosotras y a lo lejos se veía algo sorprendente.
Como huimos hacia el interior de la jungla en vez de salir de esta al haber una guerra en las salidas de esta era de esperar encontrar algo así pero nunca creí que esta clase de monumentos eran tan gigantes, se trataba de un templo de piedra pero no era una construcción ordinaria, si mis ojos no me engañaban era hasta tres o cuatro veces más alto que un castillo de los que hay en las grandes capitales ¡Cuando creía que esas residencias de reyes y príncipes eran lo más grande que había visto mi sorpresa fue tan grande al descubrir estas edificaciones que me congelé por varios minutos! No solo por lo colosales que eran si no porque era difícil imaginarse que en un lugar donde no hay modernidad ni dinero se pudieran alzar estas construcciones superiores en majestuosidad a las ya vistas en los altos centros urbanos. Mientras miraba con asombro hacia dicho templo sentí una presencia detrás nuestro, seguramente era el trampero que nos había puesto la anterior trampa de cuerda.
-¡Se que alguien anda ahí, no te ocultes y muestra tu fea cara imbécil! – dije cabreada
El individuo salio entre los arbustos.
-Vaya, vaya no sabía que nuestra presa se percató de nuestra presencia, ahora entiendo porque pudieron escapar de donde las teníamos aprisionadas, son mucho más hábiles de lo que pensaba
Se trataba de un hombre delgado muy alto con los cabellos largos y de color ébano, vestía igual que los otros salvajes solo que tenía algunos cráneos de animal en su vestimenta, su mirada era muy relajada y pacífica, pero en un punto que lucía más aterradora en lugar de producir confianza. No entiendo porque sucedió, pero mi cuerpo comenzó a temblar de la nada como si tuviera voluntad propia ¿por qué? Yo me negaba a temerle a ese rarito pero mi cuerpo por si solo se helaba al ver su mirada. Una vez más habló, su voz era suave y pausada, pero producía el mismo efecto que su mirada.
-Pero ya basta de seguir jugando al cazador y la presa debo terminar con su captura para que mi jefe finalmente me felicite- dijo el tipo aterrador con una risita perturbadora
-¿Tu jefe, hablas de Erk? Dime entonces ¿Qué le hicieron a Erk? El no me atacaría, somos compañeros especiales, algo debió poseerlo para que se le ocurriera hacer toda esta locura de los sacrificios y demás
-¿Locura? No claro que no pequeña ¡¡¡El líder solo abrió su mente y se dejó iluminar por la sabiduría del gran dios dragón!!! Él es la voluntad de nuestro gran dios y se entregó voluntariamente a su causa, nadie le ha forzado a nada querida al menos que yo sepa – finalizo con una risa malvada bastante discreta
-¡Estas enfermo! – Exclame exaltada- todo este culto del que participas me ha convencido que tú y la demás orden de dementes le lavaron el cerebro a nuestro colega, tu eres la mayor prueba de lo que digo, eres la locura encarnada
-¿Yo? Oh que linda eres, significa mucho para mí que lo notes ¡Soy el más fiel seguidor del dios dragón y candidato para ser la mano derecha de nuestro fabuloso líder! ¡¡¡Y para que me reconozca debo dejar de jugar con mis presas y llevárselas finalmente a nuestro señor, chicos salgan de sus escondites y cumplan con la voluntad del jefe!!!
Entre los demás arbustos salieron muchos más guerreros como los que nos aprisionaron, estaban muy bien armados y lucían fieros como si ya hubiesen visto pasar miles de guerras ante ellos. Yo no podía moverme por el miedo que mi cuerpo sentía por ese hombre alargado, trataba de moverme aun en contra de mis instintos, pero no lo lograba era como si literalmente me hubiese congelado por dentro, pero cuando creía que nos iban a atrapar, Serra quien estaba montada en mi espalda cargó su peso hacia atrás mientras se agarraba de mi cuello provocando que las dos cayéramos de espaldas por el acantilado que teníamos detrás.
-¡¡¡Nooo, vamos a morir estúpida!!! – grité impulsivamente apenas filtrando mi vocabulario
Y caímos por el acantilado, Serra se separó de mi en la caída, no puede verla solo sentir que ya no estaba en mi espalda ya que mi mirada se encontraba fija en el hombre alargado quien se acercó a la punta del acantilado y nos miró alarmado, al parecer no se esperaba que tomáramos una medida tan drástica para escapar de él. No estaba segura si iba a volver a despertar después de la caída, pero creer que si lo haría, Florina, Fiora, prometí volver con ustedes cuando tuviera una gran fortuna por lo tanto no podía permitir que las fuerzas del destino me arrebatasen la vida, debía luchar e ir en contra de la corriente tal cual como he hecho todo este tiempo, desde el día que me fui. Por lo tanto, mientras caía apliqué una táctica de supervivencia que usan los jinetes de pegaso para sobrevivir a una caída muy alta: me di la vuelta hasta quedar boca abajo, doblé mis rodillas y junté mis piernas, luego crucé mis brazos por mis caja torácica, finalmente volví a girar mi cuerpo hasta quedar de pie en el aire pero en la misma posición que quedé además de encorvar mi cuerpo un poco hasta dejar mi cabeza a la altura de mis dos manos cruzadas, finalmente solo espere caer en algo blando que amortiguase un poco mi caída, cerré mis ojos y suspire.
Después de sentir algunas ramas por mi cuerpo no recuerdo nada mas ¿Había muerto o solo estaba inconsciente? No tenía como saberlo, oscuridad es todo lo que podía ver, nada más que solo oscuridad por unos largos minutos hasta que me alivié al sentir algo helado en mi frente ¿Qué era un paño húmedo? Abrí mis ojos y vi la cara de una niña pequeña que llevaba su castaña cabellera tomada por unos rústicos accesorios de tela, lo que me permitía ver sus ojos de color rojo claro. La chiquilla me miraba con una tierna mirada cuando se percató que desperté.
-¡Mantu! La durmiente del bosque despertó ven a ver – dijo la niña alegremente mientras me miraba y llamaba a otra persona
La otra persona llegó y me miró, se trataba de un hombre adulto vestido con pieles de animales, pero a diferencia de los otros tribalistas sus prendas eran mucho más elaboradas, llevaba pantalones y una chaqueta la cual era ostentosa simulaba una melena de león en la parte del cuello, sus cabellos eran largos y estaba tomado con una cola de caballo.
-¡Vaya bella del bosque, has despertado! – dijo el hombre con una sonrisa en su rostro- menos mal que encontramos y curamos tus heridas, te veías mal pero francamente hablando si mis sospechas son correctas pudiste haber muerto si no hubieras tomado las medidas pertinentes para sobrevivir bien hecho
Me levanté inmediatamente para ver la condición de mi cuerpo, tenía vendas en mis brazos, mi pecho y mi pierna derecha, podía mover todo, pero aún me sentía algo adolorida pero fuera de todo eso podía estar de pie.
-¿Quiénes son ustedes, porque me ayudaron? ¿No son de alguna de las tribus en conflicto? – dije confundida
-¿Esos dos gigantes? Esta isla es mucho más grande de lo que parece bella del bosque y mucho más compleja de lo que aparenta
Hola soy Farina y si se preguntan lo que sucede conmigo ahora, bueno seguro lo saben, pero no quieren decir nada para que yo misma lo diga y me humille en el proceso ¡pero no va a pasar! ¿me oyen? ¡no va a pasar!
Oye creo que deberías decirles para que la historia continúe ¿no te parece?
¡Cállate Serra yo soy la narradora de la historia y no voy a permitir que les recuerdes como nos encontrábamos al menos no gratis
¿a si? Pues… ¡Farina y yo nos encontrábamos colgadas de un pie en unos arboles!!!
¡Maldición Serra te dije que no digieras nada! Bah… bueno después te lo cobro con intereses ahora continuemos con la historia.
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Bueno allí estaba, colgando de un pie en una trampa de cuerda junto a la última persona que escogería para convivir en una isla desierta, ella gritaba aterrada todo el tiempo mientras que yo me encontraba pensando en cómo bajarnos de la altura en la que estábamos de forma segura y rápida ya que era muy probable que el trampero culpable de nuestra actual situación aún anduviera cerca.
Desaté mi pie atrapado, pero mantuve mis manos en la soga mientras bajaba mi pie y quedaba colgando cabeza arriba, después comencé a columpiarme en la cuerda hasta que gané suficiente impulso y pude saltar y agarrarme de la cuerda de mi compañera, antes de desatar su pie le indiqué que se agarrara de mis piernas para que no callera violentamente de cabeza. Cuando Serra Volvió a quedar cabeza arriba le dije que se montara en mi espalda, me iba a soltar y caería parada, no iba a ser un aterrizaje muy delicado y conociendo lo frágil que son los usuarios de magia o bastones prefería yo absorber el impacto, me negaba a que ella se lastimara y fuera un lastre el resto del viaje.
Cuando el escape estuvo hecho hui de inmediato del lugar en el que nos encontrábamos y continúe nuestra ruta de escape con Serra a cuestas. Todo iba de perlas hasta que mi carrera fue frenada por el entorno, un imponente acantilado estaba frente a nosotras y a lo lejos se veía algo sorprendente.
Como huimos hacia el interior de la jungla en vez de salir de esta al haber una guerra en las salidas de esta era de esperar encontrar algo así pero nunca creí que esta clase de monumentos eran tan gigantes, se trataba de un templo de piedra pero no era una construcción ordinaria, si mis ojos no me engañaban era hasta tres o cuatro veces más alto que un castillo de los que hay en las grandes capitales ¡Cuando creía que esas residencias de reyes y príncipes eran lo más grande que había visto mi sorpresa fue tan grande al descubrir estas edificaciones que me congelé por varios minutos! No solo por lo colosales que eran si no porque era difícil imaginarse que en un lugar donde no hay modernidad ni dinero se pudieran alzar estas construcciones superiores en majestuosidad a las ya vistas en los altos centros urbanos. Mientras miraba con asombro hacia dicho templo sentí una presencia detrás nuestro, seguramente era el trampero que nos había puesto la anterior trampa de cuerda.
-¡Se que alguien anda ahí, no te ocultes y muestra tu fea cara imbécil! – dije cabreada
El individuo salio entre los arbustos.
-Vaya, vaya no sabía que nuestra presa se percató de nuestra presencia, ahora entiendo porque pudieron escapar de donde las teníamos aprisionadas, son mucho más hábiles de lo que pensaba
Se trataba de un hombre delgado muy alto con los cabellos largos y de color ébano, vestía igual que los otros salvajes solo que tenía algunos cráneos de animal en su vestimenta, su mirada era muy relajada y pacífica, pero en un punto que lucía más aterradora en lugar de producir confianza. No entiendo porque sucedió, pero mi cuerpo comenzó a temblar de la nada como si tuviera voluntad propia ¿por qué? Yo me negaba a temerle a ese rarito pero mi cuerpo por si solo se helaba al ver su mirada. Una vez más habló, su voz era suave y pausada, pero producía el mismo efecto que su mirada.
-Pero ya basta de seguir jugando al cazador y la presa debo terminar con su captura para que mi jefe finalmente me felicite- dijo el tipo aterrador con una risita perturbadora
-¿Tu jefe, hablas de Erk? Dime entonces ¿Qué le hicieron a Erk? El no me atacaría, somos compañeros especiales, algo debió poseerlo para que se le ocurriera hacer toda esta locura de los sacrificios y demás
-¿Locura? No claro que no pequeña ¡¡¡El líder solo abrió su mente y se dejó iluminar por la sabiduría del gran dios dragón!!! Él es la voluntad de nuestro gran dios y se entregó voluntariamente a su causa, nadie le ha forzado a nada querida al menos que yo sepa – finalizo con una risa malvada bastante discreta
-¡Estas enfermo! – Exclame exaltada- todo este culto del que participas me ha convencido que tú y la demás orden de dementes le lavaron el cerebro a nuestro colega, tu eres la mayor prueba de lo que digo, eres la locura encarnada
-¿Yo? Oh que linda eres, significa mucho para mí que lo notes ¡Soy el más fiel seguidor del dios dragón y candidato para ser la mano derecha de nuestro fabuloso líder! ¡¡¡Y para que me reconozca debo dejar de jugar con mis presas y llevárselas finalmente a nuestro señor, chicos salgan de sus escondites y cumplan con la voluntad del jefe!!!
Entre los demás arbustos salieron muchos más guerreros como los que nos aprisionaron, estaban muy bien armados y lucían fieros como si ya hubiesen visto pasar miles de guerras ante ellos. Yo no podía moverme por el miedo que mi cuerpo sentía por ese hombre alargado, trataba de moverme aun en contra de mis instintos, pero no lo lograba era como si literalmente me hubiese congelado por dentro, pero cuando creía que nos iban a atrapar, Serra quien estaba montada en mi espalda cargó su peso hacia atrás mientras se agarraba de mi cuello provocando que las dos cayéramos de espaldas por el acantilado que teníamos detrás.
-¡¡¡Nooo, vamos a morir estúpida!!! – grité impulsivamente apenas filtrando mi vocabulario
Y caímos por el acantilado, Serra se separó de mi en la caída, no puede verla solo sentir que ya no estaba en mi espalda ya que mi mirada se encontraba fija en el hombre alargado quien se acercó a la punta del acantilado y nos miró alarmado, al parecer no se esperaba que tomáramos una medida tan drástica para escapar de él. No estaba segura si iba a volver a despertar después de la caída, pero creer que si lo haría, Florina, Fiora, prometí volver con ustedes cuando tuviera una gran fortuna por lo tanto no podía permitir que las fuerzas del destino me arrebatasen la vida, debía luchar e ir en contra de la corriente tal cual como he hecho todo este tiempo, desde el día que me fui. Por lo tanto, mientras caía apliqué una táctica de supervivencia que usan los jinetes de pegaso para sobrevivir a una caída muy alta: me di la vuelta hasta quedar boca abajo, doblé mis rodillas y junté mis piernas, luego crucé mis brazos por mis caja torácica, finalmente volví a girar mi cuerpo hasta quedar de pie en el aire pero en la misma posición que quedé además de encorvar mi cuerpo un poco hasta dejar mi cabeza a la altura de mis dos manos cruzadas, finalmente solo espere caer en algo blando que amortiguase un poco mi caída, cerré mis ojos y suspire.
Después de sentir algunas ramas por mi cuerpo no recuerdo nada mas ¿Había muerto o solo estaba inconsciente? No tenía como saberlo, oscuridad es todo lo que podía ver, nada más que solo oscuridad por unos largos minutos hasta que me alivié al sentir algo helado en mi frente ¿Qué era un paño húmedo? Abrí mis ojos y vi la cara de una niña pequeña que llevaba su castaña cabellera tomada por unos rústicos accesorios de tela, lo que me permitía ver sus ojos de color rojo claro. La chiquilla me miraba con una tierna mirada cuando se percató que desperté.
-¡Mantu! La durmiente del bosque despertó ven a ver – dijo la niña alegremente mientras me miraba y llamaba a otra persona
La otra persona llegó y me miró, se trataba de un hombre adulto vestido con pieles de animales, pero a diferencia de los otros tribalistas sus prendas eran mucho más elaboradas, llevaba pantalones y una chaqueta la cual era ostentosa simulaba una melena de león en la parte del cuello, sus cabellos eran largos y estaba tomado con una cola de caballo.
-¡Vaya bella del bosque, has despertado! – dijo el hombre con una sonrisa en su rostro- menos mal que encontramos y curamos tus heridas, te veías mal pero francamente hablando si mis sospechas son correctas pudiste haber muerto si no hubieras tomado las medidas pertinentes para sobrevivir bien hecho
Me levanté inmediatamente para ver la condición de mi cuerpo, tenía vendas en mis brazos, mi pecho y mi pierna derecha, podía mover todo, pero aún me sentía algo adolorida pero fuera de todo eso podía estar de pie.
-¿Quiénes son ustedes, porque me ayudaron? ¿No son de alguna de las tribus en conflicto? – dije confundida
-¿Esos dos gigantes? Esta isla es mucho más grande de lo que parece bella del bosque y mucho más compleja de lo que aparenta