[Apoyo C]
SPOILER:
-Linfan: ¡Ah! ¡Ahí estás, Severa!
-Severa: Aaaaah... ¿Qué quieres, Linfan?
-Linfan: ¿Qué haces?
-Severa: Pues intento disfrutar de un momento de paz y tranquilidad. Así que, si no te importa... ¡ahueca!
-Linfan: ¡Uf! No tienes pelos en la lengua, ¿eh? Pero, si ya no tienes paz ni tranquilidad, ¿quiere decir que estás libre?
-Severa: ¡Je! ¡Sí que eres optimista!
-Linfan: ¡Ja! Lo sé. Soy de los que ven siempre el vaso medio lleno. ¡Je, je! En fin... Que todos estamos haciendo la cena en el comedor. ¿Por qué no vienes?
-Severa: Si está todo el mundo allí, no me echarás de menos.
-Linfan: Vamos, no seas así... A no ser que no sepas cocinar...
-Severa: ¡Una servidora cocina de maravilla, gracias!
-Linfan: ¡Pues venga! ¡Me encantaría probar un plato tuyo!
-Severa: ¿No se te ha pasado por la cabeza que tal vez NO QUIERO cocinar para ti?
-Linfan: Oye, que no tiene por qué estar rico. Con que sea comestible yo ya me conformo.
-Severa: ¡Anda! Pero ¡qué grosero!
-Linfan: ¡No es grosería! Es solo que tengo curiosidad por saber qué cosas comes.
-Severa: ¡SÍ QUE ES GROSERÍA! ¡¿Que qué "cosas" como?! ¡Pues lo mismo que todo el mundo!
-Linfan: P-perdona, no pretendía...
-Severa: ¡Vale! ¿Si te cocino algo, cerrarás la boca?
-Linfan: ¡Oh, ya lo creo!
-Severa: ¡Pues te voy a preparar una cosa que te va a sorprender! ¡Así verás que sí sé cocinar!
-Linfan: ¡Uuuy! ¡Qué ganas tengo!
-Severa: Aaaaah... ¿Qué quieres, Linfan?
-Linfan: ¿Qué haces?
-Severa: Pues intento disfrutar de un momento de paz y tranquilidad. Así que, si no te importa... ¡ahueca!
-Linfan: ¡Uf! No tienes pelos en la lengua, ¿eh? Pero, si ya no tienes paz ni tranquilidad, ¿quiere decir que estás libre?
-Severa: ¡Je! ¡Sí que eres optimista!
-Linfan: ¡Ja! Lo sé. Soy de los que ven siempre el vaso medio lleno. ¡Je, je! En fin... Que todos estamos haciendo la cena en el comedor. ¿Por qué no vienes?
-Severa: Si está todo el mundo allí, no me echarás de menos.
-Linfan: Vamos, no seas así... A no ser que no sepas cocinar...
-Severa: ¡Una servidora cocina de maravilla, gracias!
-Linfan: ¡Pues venga! ¡Me encantaría probar un plato tuyo!
-Severa: ¿No se te ha pasado por la cabeza que tal vez NO QUIERO cocinar para ti?
-Linfan: Oye, que no tiene por qué estar rico. Con que sea comestible yo ya me conformo.
-Severa: ¡Anda! Pero ¡qué grosero!
-Linfan: ¡No es grosería! Es solo que tengo curiosidad por saber qué cosas comes.
-Severa: ¡SÍ QUE ES GROSERÍA! ¡¿Que qué "cosas" como?! ¡Pues lo mismo que todo el mundo!
-Linfan: P-perdona, no pretendía...
-Severa: ¡Vale! ¿Si te cocino algo, cerrarás la boca?
-Linfan: ¡Oh, ya lo creo!
-Severa: ¡Pues te voy a preparar una cosa que te va a sorprender! ¡Así verás que sí sé cocinar!
-Linfan: ¡Uuuy! ¡Qué ganas tengo!
SPOILER:
-Severa: Ah, por fin te encuentro. Ven aquí, Linfan.
-Linfan: ¿Mmm? ¿Necesitas algo?
-Severa: Decías que querías que te cocinara algo, ¿no? Pues ahora es tu oportunidad. Acabo de preparar una cosa.
-Linfan: ¿En serio? ¡¿Solo para mí?! ¡Caramba, qué honor!
-Severa: ¡No lo he hecho para ti! Es que estaba aburrida y quería matar el tiempo. Toma. Es un estofado.
-Linfan: ¡Ooooh, qué buena pinta tieneeee! ¡Y qué presentación más bonita! El rojo de los tomates combina con el verde de las judías y el naranja de la zanahorias!
-Severa: ¡Menos hablar y más zampar!
-Linfan: ¡Ñam, ñam, ñam!... ¡Mmmm! ¡Qué delicia! Pero...
-Severa: ¡¿PERO...?!
-Linfan: Noto que le falta algo.
-Severa: ¿Qué pasa? ¿Me he dejado alguna especia?
-Linfan: No, no es eso... Le falta... Mmmm... ¿Qué le falta? Ahora mismo no caigo.
-Severa: ¿Estás seguro de que sabes siquiera de lo que hablas?
-Linfan: Eeeh... Puede que no. Pero ¡estaba para chuparse los dedos! ¡Lo digo en serio! Sé que he sonado un poco quisquilloso, pero esa no era mi intención.
-Severa: ¡No puedes decirle a alguien que a su plato le falta algo y luego no decir qué es!
-Linfan: Ojalá lo supiera...
-Severa: ¡AAARGH! ¡Me estás poniendo de los nervios!
-Linfan: Lo sé... Perdóname. Tal vez ya está bien como está y soy yo, que me siento raro. Aun así, estoy impresionado. No te tenías por una cocinera. Quiero decir, pareces más bien del tipo princesa mimada, ¿sabes? Aunque este estofado de pescado y verduras es pura comida casera.
-Severa: ¡Y-ya has hablado bastante!
-Linfan: Pero si no me contradices es porque estás de acuerdo, ¿no?
-Severa: ¡A callar! ¡Termínate el estofado y después ya te estás largando!
-Linfan: ¡Vale! ¡Ahora mismo me voy! ¡Palabra! (...) Mmm... Pero ¿puedo repetir? Es que estoy hambriento de verdad.
-Severa: ¡Lo que sea! Pero vete ya.
-Linfan: ¿Mmm? ¿Necesitas algo?
-Severa: Decías que querías que te cocinara algo, ¿no? Pues ahora es tu oportunidad. Acabo de preparar una cosa.
-Linfan: ¿En serio? ¡¿Solo para mí?! ¡Caramba, qué honor!
-Severa: ¡No lo he hecho para ti! Es que estaba aburrida y quería matar el tiempo. Toma. Es un estofado.
-Linfan: ¡Ooooh, qué buena pinta tieneeee! ¡Y qué presentación más bonita! El rojo de los tomates combina con el verde de las judías y el naranja de la zanahorias!
-Severa: ¡Menos hablar y más zampar!
-Linfan: ¡Ñam, ñam, ñam!... ¡Mmmm! ¡Qué delicia! Pero...
-Severa: ¡¿PERO...?!
-Linfan: Noto que le falta algo.
-Severa: ¿Qué pasa? ¿Me he dejado alguna especia?
-Linfan: No, no es eso... Le falta... Mmmm... ¿Qué le falta? Ahora mismo no caigo.
-Severa: ¿Estás seguro de que sabes siquiera de lo que hablas?
-Linfan: Eeeh... Puede que no. Pero ¡estaba para chuparse los dedos! ¡Lo digo en serio! Sé que he sonado un poco quisquilloso, pero esa no era mi intención.
-Severa: ¡No puedes decirle a alguien que a su plato le falta algo y luego no decir qué es!
-Linfan: Ojalá lo supiera...
-Severa: ¡AAARGH! ¡Me estás poniendo de los nervios!
-Linfan: Lo sé... Perdóname. Tal vez ya está bien como está y soy yo, que me siento raro. Aun así, estoy impresionado. No te tenías por una cocinera. Quiero decir, pareces más bien del tipo princesa mimada, ¿sabes? Aunque este estofado de pescado y verduras es pura comida casera.
-Severa: ¡Y-ya has hablado bastante!
-Linfan: Pero si no me contradices es porque estás de acuerdo, ¿no?
-Severa: ¡A callar! ¡Termínate el estofado y después ya te estás largando!
-Linfan: ¡Vale! ¡Ahora mismo me voy! ¡Palabra! (...) Mmm... Pero ¿puedo repetir? Es que estoy hambriento de verdad.
-Severa: ¡Lo que sea! Pero vete ya.
SPOILER:
-Linfan: Eeh... Hola, Severa...
-Severa: ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué te pones a susurrar ahora?
-Linfan: Oh, es solo que... Bueno, después del otro día, me pareció que estabas... ¿enfadada?
-Severa: ¡Oh, no! ¡Para nada! ¡No, no, no! Noooo, señor... No. Es decir, si dijiste que a mi estofado le faltaba algo, ¡es que le faltaba!
-Linfan: Mmmm... Eso ha sonado muy sarcástico.
-Severa: Oh, no me digas...
-Linfan: Eeeh... Sí. Y eso también. Bueno, no sé si te interesará, pero creo que ya sé qué es lo que le faltaba. Daba la sensación de que seguías pasos de cocina en vez de... cocinar.
-Severa: ¡Eso es una estupidez como un templo, Linfan!
-Linfan: No, hablo en serio... Verás, si cocinas para alguien, lo que sientes por ellos se refleja en la comida. Cocinar es algo más que seguir una receta. ¡Es una forma de expresión! En fin... Que eso era lo que le faltaba al estofado.
-Severa: ¡Pues perdona que a tu estofado le faltara amor, pero es que no lo vendían a granel!
-Linfan: ¿Sabes qué? Si alguna vez quieres cocinar poniéndole más alma, me gustaría probarlo.
-Severa: Ah, ¿sí? ¿Hablas de sentimientos en general... o de mis sentimientos hacia ti?
-Linfan: Eeh... Creo que no entiendo lo que dices.
-Severa: ¿Qué te parece con sentimientos de furia y molestia por haber insultado mi cocina? ¿O tal vez de incredulidad al ver que tuviste las narices de zampártelo TODO? ¿Qué clase de sabores crees que tendrán esos sentimientos, eh, don Cocinitas?
-Linfan: ¡Aaaaay! ¡P-perdona, perdona, perdonaaa! ¡No me hagas comer todo eso, por favor!
-Severa: ¡Jua, ja, ja, ja!
-Linfan: ¡Noooooo!
-Severa: Bah, para ya. No voy a envenenarte ni nada.
-Linfan: No, si ya lo sé, pero... te veo capaz de echar demasiada guindilla "sin querer".
-Severa: ¡Ajá! ¡ESO sí que es una buena idea!
-Linfan: Qué he hecho...
-Severa: ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué te pones a susurrar ahora?
-Linfan: Oh, es solo que... Bueno, después del otro día, me pareció que estabas... ¿enfadada?
-Severa: ¡Oh, no! ¡Para nada! ¡No, no, no! Noooo, señor... No. Es decir, si dijiste que a mi estofado le faltaba algo, ¡es que le faltaba!
-Linfan: Mmmm... Eso ha sonado muy sarcástico.
-Severa: Oh, no me digas...
-Linfan: Eeeh... Sí. Y eso también. Bueno, no sé si te interesará, pero creo que ya sé qué es lo que le faltaba. Daba la sensación de que seguías pasos de cocina en vez de... cocinar.
-Severa: ¡Eso es una estupidez como un templo, Linfan!
-Linfan: No, hablo en serio... Verás, si cocinas para alguien, lo que sientes por ellos se refleja en la comida. Cocinar es algo más que seguir una receta. ¡Es una forma de expresión! En fin... Que eso era lo que le faltaba al estofado.
-Severa: ¡Pues perdona que a tu estofado le faltara amor, pero es que no lo vendían a granel!
-Linfan: ¿Sabes qué? Si alguna vez quieres cocinar poniéndole más alma, me gustaría probarlo.
-Severa: Ah, ¿sí? ¿Hablas de sentimientos en general... o de mis sentimientos hacia ti?
-Linfan: Eeh... Creo que no entiendo lo que dices.
-Severa: ¿Qué te parece con sentimientos de furia y molestia por haber insultado mi cocina? ¿O tal vez de incredulidad al ver que tuviste las narices de zampártelo TODO? ¿Qué clase de sabores crees que tendrán esos sentimientos, eh, don Cocinitas?
-Linfan: ¡Aaaaay! ¡P-perdona, perdona, perdonaaa! ¡No me hagas comer todo eso, por favor!
-Severa: ¡Jua, ja, ja, ja!
-Linfan: ¡Noooooo!
-Severa: Bah, para ya. No voy a envenenarte ni nada.
-Linfan: No, si ya lo sé, pero... te veo capaz de echar demasiada guindilla "sin querer".
-Severa: ¡Ajá! ¡ESO sí que es una buena idea!
-Linfan: Qué he hecho...
SPOILER:
-Linfan: ¡Hola, Severa! ¿Puedo pasar?
-Severa: Ah, te has decidido a venir, ¿eh?
-Linfan: Decías que ibas a cocinar otra vez, ¿no? ¡No me perdería eso por nada! Ni aunque me asfixie por exceso de guindilla.
-Severa: ¡Pues claro que voy a cocinar otra vez! ¡No iba a permitir que tu insultante crítica de la otra vez fuera la última palabra! Ya tengo localizado el ingrediente que faltaba y no hay nada que me detenga. ¡Ha llegado la hora del gran duelo! ¡Mi cocina contra tu estómago!
-Linfan: Mmm... La última vez te dije que tu cocina era deliciosa, ¿no?
-Severa: ¡Sí, claro! Y voy yo y me lo trago, y nunca mejor dicho. ¡Venga, a comer!
-Linfan: Parece el mismo estofado que me hiciste la última vez.
-Severa: ¡A ver si esta vez echas en falta algo!
-Linfan: Vale. Allá va... ¡Ñam, ñam, ñam! Sluuuuup...
-Severa: ¿Y bien?
-Linfan: (...) ¡Delicioso! ¡Absolutamente fantástico! ¡Mucho mejor que la otra vez! ¡De verdad que se nota la pasión que le has puesto! ¡Me has llegado al alma!
-Severa: Bien...
-Linfan: ¿En qué estabas pensando mientras lo cocinabas? ¿En cachorritos? ¿En gatitos? ¿En el olor a tierra mojada tras la lluvia?
-Severa: ¿Por qué quieres saberlo?
-Linfan: ¡Porque la receta, los ingredientes y el chef son los mismos, pero el sabor es distinto! Quiero saber qué clase de sentimiento ha hecho que el plato sea mucho mejor.
-Severa: ¡No es asunto tuyo!
-Linfan: ¿Quéeee? ¡Oh, vamos! ¿Por qué no? ¡Venga, porfaaaaa!
-Severa: ¡No! ¡De ninguna manera!
-Linfan: Aaah... Bueno, como quieras. Jolín, ojalá pudiera comer así de bien el resto de mi vida.
-Severa: ¡¡QUÉ?!
-Linfan: Eeh... perdón. ¿He dicho algo inapropiado?
-Severa: P-parecía que... ¡Que me estuvieras pidiendo que fuera tu esposa!
-Linfan: ¿En serio? ¡Ja, ja! Ya, no me extraña que hayas reaccionado de esa manera. Aunque sentiría celos de cualquier hombre que se casara contigo y pudiera comer así.
-Severa: No sé yo... Si cocinara para otro hombre, siempre faltaría un ingrediente.
-Linfan: ¿Zanahoria?
-Severa: ¡Por los dioses! ¡A veces eres tonto de remate!
-Linfan: Eeeeh... ¿Apio? ¿Laurel? ¿Caldo de verdura? ¿Ternera? ¿Foie-gras? ¿Almejas? ¡Venga, dímelo!
-Severa: ¡AAAARG! ¡Olvídalo! Podrás descubrirlo comiendo estofado casero cada día del resto de tu vida...
-Linfan: ¡¿Vas a cocinar otra vez para mí?! ¡Toma! ¡Ah, mil gracias, Severa! ¡Eso es...! ¡¿Eh?! ¡Un momento!... ¿Has dicho "cada día"? ¿Como si estuviéramos...?
-Severa: ¡Si has acabado, ve a lavar tu plato! ¡Y, de paso, friega las cazuelas! [Se va]
-Linfan: ¡Espera, espera! ¿Qué querías...? O sea que ¿¡quieres que nos...!? ¡Severa! ¡Oye! ¡¿Adónde vas, Severaaaaaa?! Creo que me he perdido algo...
-Severa: Ah, te has decidido a venir, ¿eh?
-Linfan: Decías que ibas a cocinar otra vez, ¿no? ¡No me perdería eso por nada! Ni aunque me asfixie por exceso de guindilla.
-Severa: ¡Pues claro que voy a cocinar otra vez! ¡No iba a permitir que tu insultante crítica de la otra vez fuera la última palabra! Ya tengo localizado el ingrediente que faltaba y no hay nada que me detenga. ¡Ha llegado la hora del gran duelo! ¡Mi cocina contra tu estómago!
-Linfan: Mmm... La última vez te dije que tu cocina era deliciosa, ¿no?
-Severa: ¡Sí, claro! Y voy yo y me lo trago, y nunca mejor dicho. ¡Venga, a comer!
-Linfan: Parece el mismo estofado que me hiciste la última vez.
-Severa: ¡A ver si esta vez echas en falta algo!
-Linfan: Vale. Allá va... ¡Ñam, ñam, ñam! Sluuuuup...
-Severa: ¿Y bien?
-Linfan: (...) ¡Delicioso! ¡Absolutamente fantástico! ¡Mucho mejor que la otra vez! ¡De verdad que se nota la pasión que le has puesto! ¡Me has llegado al alma!
-Severa: Bien...
-Linfan: ¿En qué estabas pensando mientras lo cocinabas? ¿En cachorritos? ¿En gatitos? ¿En el olor a tierra mojada tras la lluvia?
-Severa: ¿Por qué quieres saberlo?
-Linfan: ¡Porque la receta, los ingredientes y el chef son los mismos, pero el sabor es distinto! Quiero saber qué clase de sentimiento ha hecho que el plato sea mucho mejor.
-Severa: ¡No es asunto tuyo!
-Linfan: ¿Quéeee? ¡Oh, vamos! ¿Por qué no? ¡Venga, porfaaaaa!
-Severa: ¡No! ¡De ninguna manera!
-Linfan: Aaah... Bueno, como quieras. Jolín, ojalá pudiera comer así de bien el resto de mi vida.
-Severa: ¡¡QUÉ?!
-Linfan: Eeh... perdón. ¿He dicho algo inapropiado?
-Severa: P-parecía que... ¡Que me estuvieras pidiendo que fuera tu esposa!
-Linfan: ¿En serio? ¡Ja, ja! Ya, no me extraña que hayas reaccionado de esa manera. Aunque sentiría celos de cualquier hombre que se casara contigo y pudiera comer así.
-Severa: No sé yo... Si cocinara para otro hombre, siempre faltaría un ingrediente.
-Linfan: ¿Zanahoria?
-Severa: ¡Por los dioses! ¡A veces eres tonto de remate!
-Linfan: Eeeeh... ¿Apio? ¿Laurel? ¿Caldo de verdura? ¿Ternera? ¿Foie-gras? ¿Almejas? ¡Venga, dímelo!
-Severa: ¡AAAARG! ¡Olvídalo! Podrás descubrirlo comiendo estofado casero cada día del resto de tu vida...
-Linfan: ¡¿Vas a cocinar otra vez para mí?! ¡Toma! ¡Ah, mil gracias, Severa! ¡Eso es...! ¡¿Eh?! ¡Un momento!... ¿Has dicho "cada día"? ¿Como si estuviéramos...?
-Severa: ¡Si has acabado, ve a lavar tu plato! ¡Y, de paso, friega las cazuelas! [Se va]
-Linfan: ¡Espera, espera! ¿Qué querías...? O sea que ¿¡quieres que nos...!? ¡Severa! ¡Oye! ¡¿Adónde vas, Severaaaaaa?! Creo que me he perdido algo...